Mide su valía y bienestar en función de la respuesta de los demás hacia él/ella, del éxito, del dinero, la popularidad, la vanidad, etc. Y nunca es suficiente. Siempre necesita más y nuevas demostraciones de adoración y aprobación. Es egocéntrico(a) e intenta salirse siempre con la suya aunque pase por encima de los demás. Si se encuentra con alguna persona que le resulte amenazante, es decir, que le recuerde su inadecuación o que “le haga sombra” no dudará en agredirla, difamarla, depredarla o lo que sea necesario para quitarla de su camino.

Es importante aclarar que no podemos andar por la vida juzgando de narcisistas a los demás, a la ligera, ni siquiera nosotros los psicólogos. Solamente podemos observar sus hechos, con base en ello podemos suponer si lo son o no, incluso podemos decir que un comportamiento es narcisista, más nunca asegurar que la persona lo sea a menos que se le realice debidamente una evaluación. Lo cual considero inútil.

Mucha gente se obsesiona con ponerle una etiqueta al otro y definir a quien le hizo daño. Sin embargo, al final del día lo que importa no es tener la certeza ni el diagnóstico inequívoco de si tal persona es psicópata o narcisista o mala hierba o lo que sea; sino tener claro que, si sus hechos y comportamientos son tóxicos, lo que procede es poner límites o contacto cero a toda persona, relación o situación que sea nociva para nuestra salud psicológica.