Naturopatía significa curación natural. Busca curar a través de la naturaleza. Comprende una filosofía de vida que implica varias modalidades terapéuticas que utilizan fuentes y recursos naturales que apoyan al organismo para que retome y mantenga su homeostasis, ya que el cuerpo posee la capacidad innata para curarse a sí mismo si se le brindan los medios que requiere para realizar sus funciones adecuadamente.

La naturopatía lleva a la persona que recurre a ella a que se haga responsable de su propia salud como un estilo de vida, en vez de ponerla en manos de algo externo o de alguien más.

Sin embargo vivimos en un mundo que promueve la cultura de lo rápido y fácil. Comida rápida, aunque sea chatarra, un fármaco que me quite síntomas aunque no resuelva el padecimiento de raíz, una liposucción aunque no cambie los malos hábitos que generaron el sobrepeso, etc.

Mucha gente busca remedios que funcionen como varitas mágicas que resuelvan solo de forma, no de fondo. Esto tiene mucho que ver con el narcisismo preponderante en nuestra sociedad, con individuos desconectados de sí mismos, enfocados más en la gratificación inmediata y en la apariencia que agrade a todos que en lo genuino, aunque no goce de popularidad ni comodidad.

Los naturópatas conocemos remedios naturales que contribuyen a la salud y el bienestar; sin embargo más que remedios lo que busca la naturopatía es crear una conciencia que conlleve a un estilo de vida saludable todos los días, que prevenga padecimientos y que favorezca vivir con calidad de vida en todas las etapas.

Dicha conciencia implica conocer las leyes y principios que rigen la salud en nuestro organismo y respetarlas, no para curarse de algo sino porque es la manera más saludable de vivir. Para mi, como naturópata, es el primer y más importante paso a atender, trabajar con ese discernimiento.

Algunos de esos principios son: Descanso, movimiento (ejercicio), hidratación, alimentación basada en plantas completa y equilibrada, una exposición al sol de manera apropiada y oxigenación adecuada.

Nadie está exento de enfermar, pero no es lo mismo ayudar a un organismo que ha mantenido buenos hábitos a lo largo de su vida y no ha violado dichas leyes -o al menos no de sobremanera- a recuperar el equilibrio perdido, que a una persona que ha ido deteriorando paulatina y prematuramente a lo largo de los años su organismo, por su estilo de vida antinatural.

La salud perfecta no existe, a veces podemos encontrar personas con pésimos hábitos de vida y no enferman, pero es una ruleta rusa. La realidad es que entre más conciencia tengamos de lo que realmente contribuye a sostener la salud en nuestro organismo, tanto en lo físico como en lo mental-emocional, es que mayor calidad de salud y de vida podemos gozar, sin importar la edad.